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Bushi Dojo

Redescubriendo Noda

REDESCUBRIENDO NODA

Nota: Artículo publicado originalmente en Julio de 2002 en la revista El Budoka.
Creo buen momento recuperarlo ahora puesto que se acerca la fecha del Daikomiosay y quizás alguno de los que vais a viajar podáis aprovechar algún dia extra en Noda para conocer estos lugares.

Como comentábamos en el nº anterior, durante el pasado mes de abril volvimos a disfrutar de dos magníficas semanas de entrenamiento en Japón con nuestro Soke Hatsumi Sensei y los Shihanes japoneses, instructores seniors de la Bujinkan. Tal y como pudisteis observar en el mencionado artículo el trabajo de este año se basa en el Jutai Jutsu de la escuela Takagi Youshin Ryu, de la cual os mostrábamos una serie técnica.

Una parte muy interesante del trabajo que estuvimos realizando en Japón es el uso que Hatsumi Sensei hace del keikogi (traje de entrenamiento), y especialmente de la hakama, prenda que normalmente no se utiliza en la Bujinkan pero que este año es de uso opcional, ya que debido a la etiqueta que debían guardar en su vestimenta las personas que trabajaban esta escuela, resulta fundamental aprender a moverse con soltura y realizar las técnicas vistiendo esta prenda.
Hatsumi Sensei usa la hakama para engañar al adversario, lo atrapa e inmoviliza con ella, con la suya propia o con la del adversario, la utiliza de mil formas diferentes para engañar al enemigo, esconder armas, etc. Sencillamente una forma de trabajo nunca vista en otras artes marciales y a un nivel sorprendente.
Resulta extremadamente difícil seguir sus técnicas ya que son muy rápidas y cambiantes.
Según él no debemos intentar atrapar la técnica, sólo mantenernos abiertos para que el sentimiento entre poco a poco y libremente en nosotros, y gracias al entreno continuado acabará formando parte integrante de nuestro movimiento de manera fluida y natural.

Como ya os avanzábamos el mes pasado, aparte de las horas dedicadas al entrenamiento en este viaje hemos podido redescubrir Noda. Me explicaré.

Noda es una ciudad industrial de la prefectura de Chiba que se halla en el área de influencia de Tokio, a unos cincuenta kilómetros, y que no tiene ningún interés turístico. Únicamente es semi-conocida por ser la sede central de la multinacional Kikkoman, una de las principales productoras mundiales de salsa de soja, ya que Noda es la capital de la salsa de soja, pero ni siquiera consta en ninguna guía turística del mundo.

Así pues Noda no tiene ningún interés para los occidentales excepto para los estudiantes y estudiosos de las artes marciales tradicionales, ya que es el lugar donde nació y reside Hatsumi Sensei y alberga el Bujinden, dojo central de la Bujinkan.
Curiosamente pues, Noda debe ser una de las pequeñas ciudades japonesas donde más occidentales se concentran a lo largo de todos lo meses del año para recibir las enseñanzas de Hatsumi Sensei y los Shihanes japoneses de la Bujinkan.

De Enero a Diciembre, vayas en la época del año que vayas, siempre encontrarás un grupo de occidentales de entre 20 y 50 personas de diferentes países, a veces más. En diciembre, durante los entrenamientos especiales para conmemorar el cumpleaños de Hatsumi Sensei se concentran allí más de 200 personas cada año. El único objetivo es disfrutar de las enseñanzas de nuestro maestro, entrenar nuestro arte marcial en un ambiente de camaradería muy especial y captar la esencia del antiguo Ninjutsu y del resto de escuelas tradicionales que se estudian en el Budo Taijutsu de la Bujinkan Dojo.

Como el 99% de los estudiantes que llegan a Noda ni hablan ni leen japonés, como mucho algunas frases sueltas, en su tiempo libre no les queda más remedio que limitarse a visitar los distintos bares y restaurantes y sobre todo las tiendas y áreas comerciales. Por supuesto la estrella de las visitas es la magnífica ciudad de Tokio, con sus diferentes barrios, preciosos templos y parques y quizás hacer una excursión más lejana para visitar la bella ciudad de Kamakura, el monte Fuji o Nikko, una de las maravillas de Japón, un parque natural con cascadas y docenas de ricos templos que queda a unas cinco horas de viaje desde Noda.

La mejor forma de desplazarse por la ciudad de Noda es en bicicleta. La mayoría de los ryokanes y hoteles disponen de este servicio de manera gratuita para sus huéspedes. Si no, yo no dudaría en comprarme una y luego dejarla allí hasta el año siguiente o revenderla. Las vimos por 7000 yens (no llega a 11.000 de nuestras antiguas pesetas) en el D’2, una especie de Leroy Merlin (almacén de bricolaje y jardinería), que queda muy cerca del hotel Tobu Noda.

Hasta la fecha, por el desconocimiento y la dificultad de obtener información, había muy pocas visitas asequibles para todo el mundo en la propia ciudad de Noda. Una es el precioso antiguo templo de Atago y otra el magnífico gran templo nuevo, llamado Sakuragi, dedicado a las artes marciales tradicionales y muy especialmente consagrado al Kyudo.
Aparte de estos, algún que otro pequeño templito esparcido aquí o allá cuya visita no puede extenderse más de cinco minutos al pasar por delante, y los más veteranos quizás hayan paseado por Shimizu Park. Poco más.

Pues bien, para nuestra fortuna este año descubrimos en la biblioteca de Noda una especie de librito o manual llamado "Bienvenido a Noda, un libro-guía para vivir en la ciudad", que explica todo lo necesario para ello, desde como contratar el agua o el gas hasta como funciona el sistema de salud, las comunidades vecinales, etc.
Aunque el librito data de 1998, según nos dijeron hasta este año sólo existía en japonés y por fin los alumnos de inglés de la comunidad habían realizado una traducción quedando el libro ahora escrito en una página en inglés y en la siguiente su correspondiente en japonés. Inmediatamente nos hicimos con él, además es gratuito, y para nuestra alegría encontramos un apartado titulado "Cosas que ver en Noda", con una lista de hasta 17 visitas posibles a sitios de mayor o menor interés, sitios hasta la fecha prácticamente desconocidos por la inmensa mayoría de los occidentales que llegan a Noda. Curiosamente los templos no aparecen en el libro.

Es interesante anotar aquí que en la biblioteca pública de Noda ofrecen acceso gratuito a internet y correo electrónico, si bien el acceso es contra toda lógica exasperantemente lento, pues uno imagina que en Japón todo lo que se refiere a informática tiene que ser de última generación. Pues aquí nada de eso.

De entre los lugares que cita el libro escogimos los tres o cuatro más interesantes y bonitos a nuestro entender: el Museo de la ciudad de Noda, la mansión museo de la familia Takanashi y la casa Hananoike, del siglo XVII.

El museo de Noda, abierto en 1959, consta de tres partes y la visita es gratuita:

- Una gran casa tradicional japonesa ahora vacía que según entendimos fue en sus tiempos la primera escuela pública de la ciudad. Se visitan las diferentes estancias, cocina, etc.

- El museo propiamente dicho, que son dos pequeñas plantas que albergan diferentes objetos de diferentes épocas, desde unos 800 años de antigüedad hasta los primeros años del siglo XX: una antiquísima espada de madera, una antigua estatua de Buda, diversas vasijas y objetos procedentes de excavaciones, antiguos aperos de labranza para cultivar la soja, una enorme soga trenzada de esparto con la que ataban las barcas antiguamente en el río unas a otras, los recipientes donde se transportaba y exportaba la salsa de soja, maquetas de embarcaciones y templetes, documentos y fotografías, los primeros aparatos de radio y gramófonos así como discos de piedra, etc. La visita no dura mucho más de veinte minutos ya que no hay ninguna inscripción en otro idioma que no sea japonés. Tampoco hay nadie que te pueda explicar nada, ni vigilantes ni nada de nada. Te muestran donde es, abres la puerta, entras, visitas y luego te marchas saludando al encargado que estará en su caseta dentro del recinto o tomando el sol en el jardín. Así, sin más.

- Los jardines del museo, preciosos con sus detalles típicos del paisajismo nipón y bellísimos en esta época del año - abril - con las flores en todo su esplendor. En nuestra segunda visita a estos jardines aprovechamos para realizar algunas tomas fotos con series técnicas como la que aparecía en el Budoka del mes pasado.

La casa Hananoike es un buen ejemplo del estilo de construcción del siglo XVII y está conservada tal cual era en la época y se halla muy cerca de la entrada del Parque Shimizu, a mano izquierda, aunque es muy fácil pasarla por alto. La visita es también gratuita, está cerrada los lunes y los martes, y es una bonita casa tradicional que contiene los diferentes elementos que conformaban la vida cotidiana de la época. Te sientes transportado al pasado samurai. Junto al parque Shimizu es un sitio excelente para tomar unas fotos inolvidables con los cerezos en flor.

El parque Shimizu es un enorme parque (200.000 m2) estupendo para pasear y relajarse leyendo a la sombra, además contiene una divertida atracción consistente en un gran circuito de obstáculos, del tipo pista americana para pasar un buen día de risas con los compañeros y demostrar las habilidades de cada uno. Los niños son los reyes del lugar. Se aconseja llevar recambio de ropa pues en algunas de las pruebas, si fallas caes directamente al agua.

La mansión de la familia Takanashi, amigos de Hatsumi Sensei, también conocida como Museo Kamihanawa es una enorme finca con diversas edificaciones entre jardines típicamente japoneses. Fue la casa principal de la familia durante generaciones. La familia Takanashi fueron los gobernadores de Noda durante el periodo Edo (de 1603 a 1868) y se dedicaban a la producción de salsa de soja desde 1661.
Hoy en día las botellitas de salsa de soja especial que se venden como souvenir allí pertenecen como no a la multinacional Kikkoman.
Se puede visitar todo, las habitaciones residenciales, los jardines, que han sido designados como tesoro cultural de la prefectura de Chiba, los almacenes, los templos, etc. El edificio más antiguo que se conserva data de 1766 y el más moderno, el ala principal de 1931.
Todas las estructuras están dispuestas en perfecta armonía y de acuerdo con las normas arquitecturales del periodo Edo, así como los jardines y bosquecillos que han sido preservados tal cual estaban. Está abierto de marzo a noviembre y la entrada cuesta 500 yens.

El resto de lugares citados en el libro aparte de los que corresponden a festivales y fiestas cada uno en su diferente época y lugar, no parecen tener verdaderamente demasiado interés, y en todo caso no los visitamos en esta ocasión salvo el Nakane Hachiman, una gran losa de piedra con una poesía Manyoshu grabada en kanjis que conmemora unos hechos de la era Yayoi y el ayuntamiento de la ciudad (Noda City Hall) que se halla justo frente al Hotel Parks, de camino al centro comercial Jusco. Se trata de un edificio moderno de 8 o 9 plantas, de acceso libre, donde el único interés radica en que en la última planta dispone de un mirador acristalado que rodea la misma y desde donde se divisa una gran extensión de la ciudad. En la misma planta hay un pequeño restaurante para los empleados donde se puede comer el menú del día por 500 yens sin ningún inconveniente salvo las risas que les provocamos a las empleadas del restaurante. Por supuesto nadie habla inglés, ni siquiera en el mostrador del vestíbulo del ayuntamiento donde hay una señorita muy risueña con un cartel que reza "information" y que se limita a sonreír graciosamente cuando le espetas el consabido "do you speak english?".

No quiero acabar este artículo sin mencionar que lejos de lo que pueda parecer, no resulta nada fácil encontrar todos estos lugares sin la ayuda de la habilidad innata para la orientación de mi compañero Kim, pues las indicaciones del libro sirven únicamente para determinar de forma muy vaga la zona donde están, pero una vez en esa zona puedes estar horas dando vueltas y más vueltas sin encontrar nunca lo que buscas pues no hay ningún cartel legible para nosotros que no leemos kanji ni hablamos casi nada de japonés. De preguntar a la gente mejor ni hablamos.
La solución pasó por comprar un mapa detallado de Noda -todo escrito en kanji- que teníamos que ir comparando con los ideogramas de la parte japonesa del libro para ir situando los diversos lugares por donde íbamos pasando y por supuesto dejarnos guiar por su olfato. Pero no hay nada que un poco de paciencia y buena predisposición no puedan arreglar, y ya se sabe que en la Bujinkan nunca nos damos por vencidos.

Bufu Ikkan (que los vientos marciales os sean favorables)

Dani Esteban -Kôryu-, Instructor Bujinkan Budo Taijutsu


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Dani Esteban -Kôryu- y Kim Oliveras -Kôyu-
Bujinkan Bushi Dojo
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