Japón a la deriva
¿A donde quiere ir Japón?
Es una pregunta que los sabios se hacen frecuentemente hoy en Japón. En primer lugar, no hay proyecto claro para el futuro.
Qué proyecto tiene el gobierno? ¿Quién manda en el gobierno con un proyecto que contribuya tanto al país como al mundo? Es que hoy en día, se tiene la sensación de que el país se mueve sin rumbo claro. Es un hecho escalofriante.
Durante los años de 1992-2002, Japón sufrió mucho con la recesión económica. Fueron los años de estancamiento nunca experimentado desde el final de la guerra, por lo tanto se llama a esta época un largo túnel oscuro o un período de diez años perdidos. Ninguna medida económica y política había dado fruto para remediar esta situación oscura (Por ejemplo, el prestamo de dinero sin intrerés a empresas), mientras tanto, solo crecieron el número de desempleados y las desigualdades sociales.
Cuando al fin la economía japonesa se recuperó, después del largo túnel, la situación no había cambiado mucho para la población, que seguía y sigue hasta hoy sin sentir la recuperación económica en la vida cotidiana. A pesar de que el gobierno hace cinco años declaró de manera triunfante: “Japón ha salido del larguísimo estancamiento económico”, ¡cómo suena aquella palabra rara e irrealista para la población que hoy tendría que estar beneficiándose teóricamente de esta bonanza económica, ya que según los economistas esta bonanza económica está batiendo el récord de duración después de la última guerra. ¿De dónde viene esta ambivalencía?
El hecho de que la población no sienta a flor de piel esta bonanza económica significa que la gente no se está beneficiando realmente de esta situación aunque oficialmente declarada positiva. Es que para la población el país no ha salido todavía del túnel oscuro, y muchos creen que la bonanza económica de ahora es un maquillaje político-económico y que la situación sigue siendo igual que antes o va emperorando. En fin de cuentas, esta bonanza económica probablemente ha sido posible gracias al sufrimiento de la población que no se ha beneficiado de la buena marcha económica.
Económicamente hablando, Japón está enfrentando una situación durísima, se puede decir que solo está aguantando esta situación. De todas partes está recibiendo presiones y amenazas, ya que los países colindantes están creciendo vertiginosamente con la mano de obra barata y la tecnologia nueva, y que Japón está importando casi la totalidad de las materias primas cuyos precios están subiendo constantemente. Para hacer frente a esta situación, se ha tenido que parar la subida del salario o contar con la mano de obra más barata. Como consecuencia de ello, los empresarios frecuentemente recurren al trabajo a tiempo parcial o a la mano de obra extranjera, y además, la mayoría ya tienen montadas sus fabricas en los países asiáticos para evitar la mano de obra japonesa. Ni que decir tiene que la globalización mundial a dado un golpe a la población japonesa que estaba acostumbrada durante muchísimo tiempo al empleo de por vida o a la promoción automática dentro de las empresas. Como consecuencia de ello, muchos pierden sus puestos de trabajo o sin ver subir sus salarios, lo que incrementa las desigualdades sociales, cuya consecuencia se expresa muy a menudo hoy en Japón con las palabras: “ganadores” o “perdedores” de la vida.
Si la economía está golpeando directamente a la vida de los japoneses, hay muchos otros temas importantes que siguen pendientes desde hace mucho. En primer lugar, la política agrícola. Japón está en la extrema situación con la autosuficiencia de los productos alimentícios inferior a 40% (ver el artículo: 44. El fracaso estrepitoso de la política agrícola de Japón.) Es un caso gravísimo. Además se añaden los problemas siguientes: productos envenenados o contaminados, sustancias aditivas prohibidas en Japón(pero no, en otros países), carnes de las vacas locas, productos transgénicos, etc... El colmo es que los precios de la alimentación estén subiendo de manera vertiginosa por culpa del bio-carburante u otras causas.
En segundo lugar, el precio de las materias primas empezando por el petróleo está subiendo continuamente. El país como Japón que no produce nada de materias primas es my frágil, siendo víctima directa de la subida de los precios. En la mayoría de los casos, verdaderas víctimas son la población(para que no caiga la ecnomía del país, las empresas suelen estar protegidas.)
En tercer lugar, ¿de qué forma militar se quiere defender al país? (ver el artículo: 57. ¡Otra vez...! La Constitución Japonesa, ¿Hay que renovarla o no?) ¿La panoplia militar americana bajo el Tratado de Seguridad será suficiente? ¿La Constitución que prohiíbe a Japón la posesión de cualquier tipo de armas no es obsoleta? y ¿no se tendría que renovar, ajustada más a la realidad, en vez de mantenerla como un cuento de hadas?
En cuarto lugar, el número de fallecidos en accidentes de tráfico: 6.300 personas (2006), y el de los suicidios: superando 30.000 personas al año desde hace 8 años hasta hoy, son datos sobrecogedores.
En quinto lugar, las deudas públicas elevadas hasta 670 billones de yens(según el dato de 2006) no paran de incrementarse. (Aunque la capacidad de pago de Japón está considerada muy alta según los expertos internacionales.)
En sexto lugar, el poder político y la corrupción de los altos funcionarios son tan importantes que eso nos recuerda la similitud del comportamiento de los militares antes y durante la guerra. En aquella época, los políticos no podían controlar a los monstruos militares.
En séptimo lugar, la bajada del nivel de capacidad de los alumnos sobre todo en el campo de las ciencias es alarmante. Si no se ejerce la educación de la mejor manera posible, está claro que no hay buen futuro para un país.
En conclusión, con estos gravísimos problemas acumulados, Japón sigue sin tener un dirigente que tenga valor de colocar un bisturí en el cuerpo enfermo o mejor dicho, tomar al toro por los cuernos. Los políticos solo siguen bailando al son de los altos funcionarios de los ministerios, sin tener una idea clara ni coraje. Esta situación en que nadie se siente responsable es alarmante y peligrosa.
El país entero está a la deriva. Mientras que no se solucionen los problemas tan graves como los escritos arriba, Japón quedará a la deriva si rumbo, como un país poco representable en el mundo. Por lo menos hay que empezar por aumentar la autosuficiencia agrícola. Si no, Japón estará sometido permanentemente a la presión diplomática, lejos de ser independiente. Y en el peor de los casos, pasará hambre.
Toshio Okada, Barcelona.
El 7 de junio, 2008.
Enlace al artículo original: http://tertuliajapon.blogspot.com/2008/06/59-japn-la-deriva.html
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