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Los Samurais llegan por primera vez a Estados Unidos en 1860

Los Samurais llegan por primera vez a Estados Unidos en 1860

Los samurais atraviesan por vez primera el Pacífico y llegan a Estados Unidos(1860).

Después de la llegada de los barcos negros americanos en 1853, que catalizó la cuenta atrás hacia la caída del régimen Tokugawa, la modernización de Japón empezó a progresar de manera vertiginosa. El “Tratado de Kanagawa” (1854) firmado con el almirante Mattiew Perry de los barcos negros provocó una gran protesta tanto dentro del régimen Tokugawa como en la población, entre otros, samurais. Para muchos era una señal clara de sumisión al extranjero. Al tiempo, el régimen Tokugawa buscó el reconocimiento oficial (chokkyo) del emperador de entonces “Komei”, para que oficializara con su autoridad “el Tratado de Kanagawa”, con la intención de calmar la protesta virulenta de la población. Sin embargo, ni consiguió el reconocimiento oficial del emperador, ni calmó la protesta.

Para desbloquear esta situación dificultosa, Ii Naosuke, el gobernador (Tairo) del régimen Tokugawa recurrió a una medida violenta de manera desmesurada, por una parte, aplicando la pena de muerte a samurais considerados revoltosos, y por otra parte, castigando tanto a algunos miembros de la familia de Tokugawa como a algunos shoguns regionales influyentes.

Unos años más tarde, cuando el cónsul americano Townsend Harris llegó a Japón, pidió más apertura comercial, otra vez el régimen Tokugawa cedió a la presión, abriendo más puertos (Yokohama, Kobe, Nagasaki, y Niigata), y permitió en estos puertos el comercio y la residencia de los americanos, etc..., lo que concluyó en el Tratado de Amistad y Comercio (1858). Durante la negociación de este tratado, se propuso, de la parte de Japón al cónsul Harris, que se mandara una delegación de samurais a EEUU, a lo cual el cónsul contestó muy favorablemente. Así se decidió la expedición de los samurais a EEUU. Por aquel entonces, el comité negociador japonés sobre el tratado ya era consciente de la necesidad de conocer cuanto antes los paises occidentales muy avanzados en ciencia y tecnología.

Al principio, Japón sorprendió al cónsul Harris, con su propuesta de mandar a 88 personas, pero al final lo redujo hasta 77, aunque seguían siendo numerosas. Una visita oficial sin precedente a un país occidental creó mucha confusión; ¿qué obsequios?, una carta a transmitir al presidente americano, el código de comportamiento diplomático a respetar, etc...hasta las dimensiones de la bandera. Por fin, la delegación de los samuraïs embarcó en el barco “Powhatan” (uno de los cuatro barcos negros que llegaron por vez primera a la bahía de Tokyo), con una enorme cantidad de dinero (60 mil ryos=piezas de oro) y zarpó rumbo a America, el 13 de febrero 1860. Haciendo escala para abastecerse de carbono en Hawai, llegó a San Francisco, y bajó hasta Panama donde subirían en el tren que hacía la línea hasta el Atlántico, y luego embarcarían en otro barco militar americano. Al fin, la delegación llegó a Washinton, el 14 de mayo 1860. Después de haber pasado un mes y medio (hasta el 29 de junio) en EEUU, la delegación partió a Japón, embarcando en Nueva York, esta vez tomó otro trayecto, pasando por Congo, el Cabo de Buena Esperanza, Java, y Honkong, y volvió a Japón el 9 de noviembre. Al final dio la vuelta al globo.

Como fue un viaje sin precedente en la historia japonesa, la mayoría de los samuraIs escribieron sus diarios, de los cuales se descubieron 25 que son cruciales para conocer sus sentimientos y sorpresas.
Durante el viaje, los samuraIs se marearon con los fuertes temporales, la mayoría no podían ni siquiera levantarse y se sorprendieron al ver a los tripulantes americanos trabajando como “papillones”. Cuando la delegación llegó a Hawaï (en aquella época, un país independiente), los representantes de la delegación fueron a entrevistarse con el rey. Un samurai escribió: “La reina Emma tenía alrededor de 24 años, con la piel oscura, los hombros descubiertos, la ropa fina, y algo que ocultaba apenas los senos, llevando una especie de ‘Hakama’, una tela muy bonita. Era tan bella que fue como si fuera un Buda Amida (un santo en otro mundo). Yo estaba casi soñando”.

Al atravesar la estrecha franja de tierra de Panama, otro samurai escribe- “Nos dijeron que por culpa de 7 metros de diferencia del nivel entre el Pacífico y el Atlántico, no se había podido crear un canal, en cambio se instaló el ferrocarril. ¡Qué rápido es el tren! Corre como una flecha, tan rápido que no se ven ni las hierbas ni los árboles que hay cerca. Por otra parte, corre haciendo un ruido tremendo, como si estuvieran cayendo miles de truenos encima desde el cielo. Aunque nos hablábamos frente a frente, casi no nos oíamos.” Algunos samurais dejaron unos dibujos muy precisos del tren en sus diarios.

Allí donde iban los samurais, eran recibidos por la población con mucha alegría y entusiasmo. En Washinton, el periódico Daily National Intelligencer, el 15 de mayo 1860 escribió: “Una muchedumbre agolpada alrededor del hotel, queriendo echar un vistazo a la delegación, lanzó a los samurais que entraban al hotel, gritos de bievenida, preguntas, saludos, bromas, etc...con señales de mucha alegría, buena voluntad, etc...” “Algunos (samurais) llevaban un aire muy inteligente y efectivamente mostraron una capacidad de comprensión muy rápida.” “En general ellos son bajitos. Son extremadamente elegantes, hasta tal punto que se parecen a las señoras.”

El 4 de abril, visitaron el Congreso.
“Era un edificio de mármol, dentro del cual una persona de pie delante de unas 40 o 50 personeas sentadas grita con gesticulaciones ajetreadas. Cuando termina una, sale otra y repite lo mismo. A la pregunta de qué es lo que está pasando, me ha contestado que la política de la nación se discute, cada uno aportando su opinion, cuando termina esto, toma la decisión definitiva el vice-presidente. A pesar del debate tan sagrado como un asunto nacional, los participantes se permiten vestir una especie de ropa interior (pantalones) y una túnica (chaqueta), denigrando y criticando en voz alta. Delante de esta escena nos murmuramos solo entre nosotros: Se parece mucho a lo que pasa en el Mercado de Pescados de Nihonbashi donde se hacen las subastas.”---Vice-presidente de la delegación, Muragaki.

Muragaki escribe también, después de la recepción ofrecida por el presidente de Estados Unidos, James Buchanan, “Un señor mayor de unos 70 años con el cabello blanco, con caracter sobrio y prestigioso, pero vestido con una especie de túnica negra y ropa interior, sin ningún adorno, ni siquiera llevaba un sable. Solo los militares llevaban las chareterras, insignias, y sables. Nos ha explicado que se elige al presidente mediante papelitos(votos) cada 4 años. A pesar de que no era un emperador, nosotros preferimos considerarlo como tal, y nos vestimos con ropa cazadora de seda (elegante para un acto honorable y ceremonial). Pero no hacía falta, porque no existe diferencia superior o inferior, ni mínima cortesía. Sin embargo, no todo fue vano. Nuestra foto que apareció en el periódico nos dio mucha alegría, lo que nos hizo constatar que habíamos finalizado bien la primera visita al extranjero y que tuvimos suerte al nacer como hombres. Lo que nos extrañó fue que tantas señoras pintadas asistieran a la ceremonia.”

Sigue escribiendo Muragaki, después de haber asistido “Cuando fuimos a la recepción de la noche por el ministro del interior, hombres y mujeres pegados con manos y piernas se estaban moviendo conforme a la música. Era como si los ratones fueran pedaleando el molinillo. No tenía ninguna gracia.” “Las mujeres americanas son blancas y elegantes con ropa preciosa, adornadas con accesorios de oro y plata. Estamos ya acostumbrados a estas figuras, pero las que llevaban el cabello rojo se parecen tanto a los perros que nos desengañaron. Por otra parte, había algunas con el cabello negro y ojos negros, seguramente asiáticas, nos parecieron muy atractivas con su naturaleza. En cuanto a la honorabilidad, los hombres no llegan al nivel de las señoras. Cuando faltan sillas, los hombres se quedan de pie y las señoras se sientan. Cuando las señoras quieren agua, los hombres la van a buscar.”

Mientras que los samurais mayores no podían escapar del viejo pensamiento excluyente de los extranjeros, algunos jóvenes reconocieron que el tradicional comportamiento excluyente fue un error.
“EEUU es un país que acaba de nacer . La gente es muy sobria y honesta. Aunque sea un alto funcionario, no desprecia a sus subordinados, tampoco abusa de su autoridad. Por lo tanto, la población no quiere hacer uso de halago a altos funcionarios, el país es rico, y la gente vive con absoluta traquilidad. La delegación nuestra está constituida por unas 70 personas, cuya mayoría están enfadadas con ellos o hasta los odian, pero ahora nos damos cuenta que estábamos equivocados. Si los consideramos tan ínfimos como perros o caballos, y que los despreciamos, en contrapartida ellos nos considerarán como gente deshonorable. Sería una cosa absurda. Lo importante sería que a pesar de que ellos nos tratan con sinceridad, no nos dejáramos quitar nuestra alma por ellos y que nosotros los tratáramos con virtud. Así nos respetarían por mucho tiempo y no intentarían invadir al Japón.”---Fukushima, 19 años.


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Artículo de Toshio Okada.


* ilustración: banquete a bordo del Powhatan

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